Visita a la Televisión Canaria



Si pienso en una frase para resumir esta visita de la mejor manera posible, lo primero que se me viene a la cabeza es, “experiencia gratificante, y sobre todo, de gran utilidad”.
Sin lugar a dudas, días como estos se disfrutan muy pocas veces, y no en el más puro sentido de “disfrutar”, sino más bien de aprender y conocer tu entorno. Qué menos que si se brinda una oportunidad como ésta, aprovecharla y descubrir en profundidad la complejidad existente tras ese rectángulo en la pared, ese que observamos con atención al ver las noticias o esa serie que tanto nos gusta. Todo lo imperceptible para nosotros en nuestra realidad inmediata con la pantalla, es lo que precisamente, hace posible todo este mundillo de la televisión y el periodismo. Entonces, me reitero, qué menos que explotar nuestra suerte y acercarnos un poquito más a esta realidad que nos toca tan de cerca, y que sin embargo, desconocemos en su mayor parte. Por esto es que encuentro esta visita de gran interés, y más aún, si te planteas un futuro en este ambiente.

Primeramente y ya realizado el trayecto en guagua, nos tomamos unas fotos en la entrada de la TV canaria. Por desgracia, los años y la memoria no perdonan, y lo único que se puede recordar con certeza son las imágenes. Tras esto, se nos reunió a todos en una sala que conectaba con diferentes partes del edificio. Aquí nos atendió Víctor, que nos guiaría a través de los distintos departamentos existentes en este ente de comunicación público.

Pero antes que nada, me gustaría destacar la actitud de este señor. Contaba con un porte sencillo y una voz calmada, elementos que considero más que esenciales para conectar con las personas. Otro aspecto que me impactó de él, es que se mostraba inmutable al decir cosas del tipo: “Normalmente, mientras se emiten las noticias, nosotros todavía estamos editando los vídeos que salen más tarde”. Siendo conscientes de la presión que supone eso, es imposible hacerse a la idea de que lidian con este tipo de estrés diariamente, sin duda, algo a tener muy en cuenta. Esto enlaza con la importancia de la coordinación (también explicado por él), que, si ya es difícil bajo normales circunstancias, imagínense bajo presión, una completa locura. No se trata de un simple “hago lo que me toca y me olvido”, sino que también hay que conocer el papel desempeñado por los demás, pues si falla uno, fallan todos.

Otro tema que trató fue la conexión Gran Canaria-Tenerife, verdadero trabajo en equipo. Como dijo, ya ha pasado que en Tenerife ha habido problemas, y ha tomado el control nuestra sede para que el espectador no sufra ningún tipo de problema. Esto es cuidar lo que haces y tenerlo todo bajo control. Luego, de aquí pasamos a la salita (de gran importancia) en la que se vigila lo que se está emitiendo al momento. Si algo cojea, desde este sitio se ocupan de arreglarlo. Sin embargo, esta sede de Las Palmas que visitamos, no consta de personal trabajando en él. La tecnología se encarga de esto mediante la monitorización del proceso en el que se remedia cualquier anomalía. Pero eso no es suficiente, pues las máquinas también fallan, y por eso, los compañeros tinerfeños desde su isla, en una sala idéntica a la de aquí, sí que controlan con personal este rol vital para la cadena.
Después de esto, nos movimos a otro habitáculo mucho más grande en el que habían mesas con ordenadores y sillas, y sobre éstas, personas realizando su trabajo. En este espacio se desarrollan tareas como recopilar información o hacer informes, pero Víctor destacó una función por encima de las demás. El archivo y clasificación de los vídeos e imágenes, que toma forma en esta zona del edificio. Aquí se guarda y ordena la enorme cantidad de material visual manejado y manipulado por la televisión canaria. Probablemente, sin esta faceta, existiría un gran desorden que haría mella en todo el trabajo de la empresa.

Al terminar, bajamos por unas escaleras hasta llegar al piso en donde se encontraba el plató, la sala que hace posible que las noticias y los programas en directo salgan bien, y los vestuarios.
En primer lugar, accedimos al plató. De aquí quiero hacer énfasis en la importancia de las cámaras y las luces. Cuando te encuentras físicamente ahí, se hace evidente lo que escuchas por fuera. Es mucho más pequeño de lo que aparenta en televisión. De hecho, diría que es enano respecto a lo que vemos todos los días. Las cámaras (bien sofisticadas y de precio elevado) se posicionan de tal manera que a la vista se produzca un efecto de amplitud irreal y artificial, y las luces, se encargan de mantener todo resquicio de este espacio bien iluminado para que no se produzcan sombras que saquen a relucir la realidad tras la pantalla. Por otra parte, la luminosidad también produce efectos en el presentador en cuanto a estética. Uno se ve más atractivo y notorio cuando se encuentra bien enfocado e iluminado. Este conjunto hace de lo real y cotidiano, una presentación limpia, llamativa y casi perfecta.

Tras esto, nos desplazamos a la sala en la que se controlan las emisiones en directo: guiando a los presentadores, diciéndoles cuándo hablar y cuándo no, controlando la música para que no se produzcan desniveles, y conectando con los diferentes reporteros situados en diversos lugares. Aquí gozamos de la oportunidad de presenciar en directo cómo manejaban y manipulaban la emisión de “Canarias hoy”, y la verdad es que es más complicado de lo que imaginaba. Quiero subrayar la función de un hombre que se encontraba en una habitación aparte dentro del mismo estudio. Este señor se encargó, durante toda la transmisión, de regular los volúmenes de cada fuente de audio en el directo y de mezclarlos de modo que no quepa la posibilidad de variaciones y altibajos. Colgaban unos cascos en su cabeza, por los que oía todo sonido que podría salir a emisión, y enfrente tenía un panel con numerosos botones y palancas que subiría y bajaría según el transcurso del programa.

Me sorprendió enormemente la capacidad de este hombre para someterse a tal actividad, que requiere de gran habilidad bajo desmesurados niveles de presión, una verdadera hazaña.

Seguidamente, fuimos a los vestuarios a través de un pasillo en el que había una entrada a una sala “vip”. Supongo que es la reservada para los invitados. Ya en los vestuarios, todo dentro de lo esperado, no hubo ningún aspecto que me llamara en exceso la atención, y me quedaría aquí hablando de los vestuarios, pero hubo un momento que me dio a pensar bastante. Giré la cabeza hacia la habitación en la que colgaban las camisas, los pantalones, vestidos y chaquetas. Todas estas prendas se situaban pegadas a la pared rodeando el habitáculo por todas partes excepto por la entrada, y en medio del vacío que provocaban en la sala estas prendas, yacía una cutre y simple tabla de planchar que me transmitió una sensación de sencillez perfecta. (Desarrollaré esto en un párrafo posterior.).

Con este paseo por los vestuarios terminó nuestra visita a la televisión canaria. Tocó hacer el camino de vuelta hasta la recepción, dar las gracias y esperar a la guagua de vuelta.

Como dije al principio, ha sido una de las experiencias que más me ha llenado, por su utilidad y por los pensamientos que me ha dejado, extrapolables a otros ámbitos de nuestra sociedad. En definitiva, muy pero que muy buena visita.

Aparte de los conocimientos y datos específicos abordados en esta visita, quiero hablar de estos pensamientos e ideas que se han quedado en mi cabeza, y voy a destacar tres: la complejidad de todo proceso de una cierta magnitud que se acaba convirtiendo en algo rutinario para nosotros, la verdadera realidad y la sencillez y el sentido práctico. Voy a empezar con el primero. Hoy en día, estamos acostumbrados a tenerlo todo masticado y listo para su uso. No nos engañemos, sin siquiera saber cómo ha llegado ahí, ni qué ha de pasar para que todo conduzca al servicio que luego utilizaremos sin más. Dentro de todo producto de estas características, hay un interminable proceso que conduce a un fin compacto y determinado. Esto supone un gran número de horas de dedicación y esfuerzo por parte de trabajadores, que buscan hacer su trabajo de la mejor manera posible para que todo vaya sobre raíles. Tampoco nos podemos olvidar de que el fin último de todo este proceso es ofrecernos un servicio de calidad, y creo que eso es plausible y admirable. La masiva cifra de errores que se pueden cometer fácilmente es increíble. Por lo tanto, es necesaria una coordinación desmesurada entre todos los componentes del proceso para lograr un eficaz trabajo en equipo, algo que también es digno de reconocimiento. Considero que debemos mirar las cosas desde este punto
de vista, en el que todo esfuerzo es reconocido, y en el que todo proceso es conocido y admirado.
Ahora, voy a pasar a la diferencia entre lo verdadero y el pan de cada día (y no necesariamente con una perspectiva de engaño y maldad, sino simplemente marcando sin ningún tipo de prejuicio, el abismo entre lo que de verdad es y lo que se nos ofrece). En muchísimas ocasiones, pensamos que un determinado hecho es tal y como lo vemos, sin conocer todo lo que se esconde detrás, que especialmente sería lo que nos llevaría a cambiar de opinión. Esto puede traer numerosas confusiones y malentendidos que podrían desembocar en cualquier tipo de consecuencia no muy buena. O también puede llevarnos a escoger o decidir algo que en realidad no es lo que verdaderamente deseamos. Mediante un análisis profundo de nuestro entorno, podríamos remediar en gran parte este problema que nos rodea continuamente, y conocer con mayor exactitud la realidad en la que nos movemos y actuamos. Y es sólo de esta manera con la que podemos poner fin a este desajuste, pues con conocimiento, podemos llegar a conclusiones a las que no habríamos llegado jamás si nos hubiéramos quedado sólo con la portada.

Y ya para finalizar, voy a comentar esta sensación que me transmitió aquella tabla de planchar. Tras ver eso, me di cuenta que hasta para lo más sofisticado y complejo, la sencillez y el sentido práctico son la mejor de las soluciones. Ir a lo efectivo y rápido (que no fácil) creo que es la posición que uno debe adoptar en todas las facetas posibles. Una vida llena de complicaciones se aleja considerablemente del concepto de felicidad, y se acerca notablemente a un estilo de vida repleto de objetos y sustancias superfluas. Por tanto, una rutina enfocada en lo importante y sencillo es clave para todo, absolutamente todo. No hay esquina a la que la practicidad no sea capaz de llegar, aportando la paz y luminosidad necesaria para ver las cosas bastante más claras.

Y para terminar, doy las gracias por esta oportunidad de aprender fuera del aula y de la rutina.

Carlos Ávila González. 1º Bachillerato B.